Mi vida sin mi

“Rezas para que esta sea tú vida sin ti.
Rezas para que las niñas quieran a esta mujer que se llama como tú y para que tu marido acabe por quererla.
Para que vivan en la casa de al lado y las niñas usen el remolque para jugar a las muñecas y apenas recuerden a su madre que dormía de día y las llevaba de viaje en canoa.
Rezas para que tengan momentos de felicidad tan intensos que cualquier pena parezca pequeña a su lado.
Rezas a no sabes qué ni a quién, pero rezas, y no sientes nostalgia por la vida que no tendrás, porque para entonces habrás muerto, y los muertos no sienten nada.
Ni siquiera nostalgia.


viernes, 11 de diciembre de 2009

Pequeños placeres


Me gusta sentarme enfrente de la cafetera y ver como va cayendo gota a gota aquello que antes sólo eran pequeños granos oscuros.

Me gusta abrir el grifo de agua caliente de la ducha y ver como se empañan todos los cristales mientras me fumo un cigarrillo envuelta en una toalla.

Hacer bolitas perfectas con la miga de pan, y luego disfrutar de ellas una a una; coger los granos de azúcar derramados con los dedos y saborearlos muy despacio; el sonido de la lluvia sobre el mar, mojarme con ella hasta que al fin, la gota que colgaba de mi flequillo se desliza sobre mi cara...

Parece que el tiempo de detiene en cada uno de esos momentos. Pequeños placeres de los que casi todo el mundo se olvida siempre, y con los que podemos disfrutar, al menos, de una parte del día.