Mi vida sin mi

“Rezas para que esta sea tú vida sin ti.
Rezas para que las niñas quieran a esta mujer que se llama como tú y para que tu marido acabe por quererla.
Para que vivan en la casa de al lado y las niñas usen el remolque para jugar a las muñecas y apenas recuerden a su madre que dormía de día y las llevaba de viaje en canoa.
Rezas para que tengan momentos de felicidad tan intensos que cualquier pena parezca pequeña a su lado.
Rezas a no sabes qué ni a quién, pero rezas, y no sientes nostalgia por la vida que no tendrás, porque para entonces habrás muerto, y los muertos no sienten nada.
Ni siquiera nostalgia.


jueves, 9 de diciembre de 2010

Miedos y demás necedades



¿De qué tienes miedo? ¿Lo has pensado alguna vez?

Hoy me he parado a pensarlo, y podría hacer una gran lista de cosas, materiales o no, tantas… que no cabrían en todos los folios del mundo.

Los miedos materiales se pueden afrontar más fácilmente (o evitarlos, claro está), pero ¿qué hacemos con los otros? Me siento incapaz de afrontar mil y un miedos que me rodean y me acompañan cada día. De esos no puedo huir, porque me persiguen, incluso me gritan y me hacen darme cuenta de lo insignificantes que somos por cosas que a cualquier otra persona podrían parecerle tonterías. Pero aquí, cada uno, tiene su “tontería”, y para cada persona esas bobadas son un mundo que no les deja seguir adelante.

Yo no puedo avanzar, llevo tiempo atascada, años. Y siempre por la misma “tontería”, por mi mismo mundo. ¿Paciencia? Bueno, ya he hablado alguna que otra vez sobre mi paciencia… ¿Resignación? Es a lo que me atengo ahora, aunque no me gustaría hacerlo durante toda mi vida.

Lo malo, lo peor de todo, es que a veces los miedos te quitan cosas, pueden llegar a quitarte la vida entera si tú mismo te lo propones, y a mi me la está quitando cacho a cacho.