Mi vida sin mi

“Rezas para que esta sea tú vida sin ti.
Rezas para que las niñas quieran a esta mujer que se llama como tú y para que tu marido acabe por quererla.
Para que vivan en la casa de al lado y las niñas usen el remolque para jugar a las muñecas y apenas recuerden a su madre que dormía de día y las llevaba de viaje en canoa.
Rezas para que tengan momentos de felicidad tan intensos que cualquier pena parezca pequeña a su lado.
Rezas a no sabes qué ni a quién, pero rezas, y no sientes nostalgia por la vida que no tendrás, porque para entonces habrás muerto, y los muertos no sienten nada.
Ni siquiera nostalgia.


sábado, 25 de septiembre de 2010

Límites insospechados





¿Hasta dónde puede llegar una idea? Una simple idea (o no tan simple), una palabreja de cuatro letras, en realidad no es más.

Al adentrarnos en la subjetividad de una, la cosa cambia. Una simple idea puede arreglarte la vida entera, y al mismo tiempo, destrozártela. Si te arregla la vida no hay ningún problema; la putada, con perdón, es cuando poco a poco ves que una vaga idea de hace ya tanto tiempo que ni recuerdas, te tuerce el camino. Si, puedes cogerla y eliminarla del tirón, pero para cuando te das cuenta, esa idea se ha convertido en un increíble monstruo con descendientes.

Dicen que la verdadera actitud del hombre sabio es la espera, pero yo no debo de ser muy sabia al parecer.

El mundo me pide paciencia, pero creo que ese cupo en mi vida está completo.
'Si no eres consciente de tí y de tu realidad, transitas por el vacío de la inexistencia.' Ahí voy yo, de cabeza.