Mi vida sin mi

“Rezas para que esta sea tú vida sin ti.
Rezas para que las niñas quieran a esta mujer que se llama como tú y para que tu marido acabe por quererla.
Para que vivan en la casa de al lado y las niñas usen el remolque para jugar a las muñecas y apenas recuerden a su madre que dormía de día y las llevaba de viaje en canoa.
Rezas para que tengan momentos de felicidad tan intensos que cualquier pena parezca pequeña a su lado.
Rezas a no sabes qué ni a quién, pero rezas, y no sientes nostalgia por la vida que no tendrás, porque para entonces habrás muerto, y los muertos no sienten nada.
Ni siquiera nostalgia.


lunes, 4 de abril de 2011

¿Todo llegará?



Qué difícil y qué triste es no querer coger las manos que tan sólo te quieren prestar algo de ayuda.

Qué contradictorio es saber que a veces la necesitas y no quererla... Como ese sentimiento del que tanto hablo siempre, la soledad, sentirte triste por ello y al mismo tiempo no querer cambiarlo, o no poder, o quizás un poco de todo.


Sigo sintiéndome como en un precipicio a punto de saltar, pero ¿por qué voy a tener que caerme? Cabe la posibilidad de que acabe volando, o incluso de que me caiga y me encuentre mejor en el suelo que allí arriba con ese vértigo de siempre. Quién sabe...

Yo, de momento, siento tener unas pequeñas alitas que me hacen acercarme a lo más alto de lo existente, al éxtasis, a lo más! Espero llegar algún día, no abandonaré, ya he sido bastante cobarde en la vida.

PACIENCIA.