Mi vida sin mi

“Rezas para que esta sea tú vida sin ti.
Rezas para que las niñas quieran a esta mujer que se llama como tú y para que tu marido acabe por quererla.
Para que vivan en la casa de al lado y las niñas usen el remolque para jugar a las muñecas y apenas recuerden a su madre que dormía de día y las llevaba de viaje en canoa.
Rezas para que tengan momentos de felicidad tan intensos que cualquier pena parezca pequeña a su lado.
Rezas a no sabes qué ni a quién, pero rezas, y no sientes nostalgia por la vida que no tendrás, porque para entonces habrás muerto, y los muertos no sienten nada.
Ni siquiera nostalgia.


jueves, 9 de diciembre de 2010

Miedos y demás necedades



¿De qué tienes miedo? ¿Lo has pensado alguna vez?

Hoy me he parado a pensarlo, y podría hacer una gran lista de cosas, materiales o no, tantas… que no cabrían en todos los folios del mundo.

Los miedos materiales se pueden afrontar más fácilmente (o evitarlos, claro está), pero ¿qué hacemos con los otros? Me siento incapaz de afrontar mil y un miedos que me rodean y me acompañan cada día. De esos no puedo huir, porque me persiguen, incluso me gritan y me hacen darme cuenta de lo insignificantes que somos por cosas que a cualquier otra persona podrían parecerle tonterías. Pero aquí, cada uno, tiene su “tontería”, y para cada persona esas bobadas son un mundo que no les deja seguir adelante.

Yo no puedo avanzar, llevo tiempo atascada, años. Y siempre por la misma “tontería”, por mi mismo mundo. ¿Paciencia? Bueno, ya he hablado alguna que otra vez sobre mi paciencia… ¿Resignación? Es a lo que me atengo ahora, aunque no me gustaría hacerlo durante toda mi vida.

Lo malo, lo peor de todo, es que a veces los miedos te quitan cosas, pueden llegar a quitarte la vida entera si tú mismo te lo propones, y a mi me la está quitando cacho a cacho.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Odio y asco en Las Vegas


Hoy es un completo e irremediable odio el que siento hacia el mundo. Pocos se salvan de mis colmillos afilados y mis garras; todos menos uniformes verdes, blancos y azules, y gente con menos de dos dedos de frente; es decir, 4 o 5 se salvarán, y a más de la mitad ni les conozco.

Es una pena y da verdadero asco vivir en esta sociedad, y ya no culpo al país ni a la "cultura" (de nada sirve hacerlo), empezaré a culparme a mi misma, por haber nacido tan tozuda y con unos ideales inalcanzables por lo visto por todo bicho viviente.

Necesito huir de la mediocridad (de todo en consecuencia). ¿Me aceptarán en otro planeta?
¿Qué te llevarías a otro planeta?
1. Mis no-normas.
2. Mi tozudez.
3. Tú, si tú, que tienes más de dos dedos de frente oh! gracias!

sábado, 25 de septiembre de 2010

Límites insospechados





¿Hasta dónde puede llegar una idea? Una simple idea (o no tan simple), una palabreja de cuatro letras, en realidad no es más.

Al adentrarnos en la subjetividad de una, la cosa cambia. Una simple idea puede arreglarte la vida entera, y al mismo tiempo, destrozártela. Si te arregla la vida no hay ningún problema; la putada, con perdón, es cuando poco a poco ves que una vaga idea de hace ya tanto tiempo que ni recuerdas, te tuerce el camino. Si, puedes cogerla y eliminarla del tirón, pero para cuando te das cuenta, esa idea se ha convertido en un increíble monstruo con descendientes.

Dicen que la verdadera actitud del hombre sabio es la espera, pero yo no debo de ser muy sabia al parecer.

El mundo me pide paciencia, pero creo que ese cupo en mi vida está completo.
'Si no eres consciente de tí y de tu realidad, transitas por el vacío de la inexistencia.' Ahí voy yo, de cabeza.

miércoles, 18 de agosto de 2010

Desahogos sin cordura


A veces no sé hacia donde tirar. Hoy, que lo tengo claro, me siento completamente sin fuerzas ni apoyo. Sí, claro que tengo apoyos importantes en mi vida, que miran por mi bien y mi felicidad constantemente, y es por eso mismo por lo que esos apoyos ahora mismo… no me sirven.

Mi “bien” es muy diferente al que el resto de la gente ve. Es diferente según los ojos y el espíritu desde el que se mire. Mis ojos todavía no me han visto en ese estado de felicidad y bienestar conmigo misma, pero tengo la esperanza de poder verlo en poco tiempo, de llegar a ese estado, a ese Nirvana, y de que el mundo se dé por vencido, de que vean que mi “cabezonería” como algunos llaman, ha dado sus frutos.

De conseguir por fin lo que deseo, sin riesgos ni batas blancas de por medio.

miércoles, 4 de agosto de 2010

Del cielo al infierno y viceversa

Vaya encontronazo de sensaciones y sentimientos por todos lados. De estar arriba, en lo más alto, donde nadie puede ni rozarte, a estar en lo más profunzo del pozo, donde por supuesto, ni dios te puede tirar un cable tan largo como para amarrarte fuerte a él.


Un día es nostalgia, otro alegría, otro decepción, otro simple sufrimiento, otro agotamiento... hoy ya no sé ni qué sentir. Mi cuerpo y mi mente apenas reaccionan a nada, o más bien, no saben cómo hacerlo.

Tras 4 horas con los ojos como un búho en plena noche, me dispongo a levantarme desesperada a hacer el primero de los tropecientos cafés que tocarán hoy. 5:15 am. A estas horas de la noche/mañana una no sabe ni cómo sentirse ni qué pensar, y espera que con el primer trago del dichoso café se le despierte alguna idea, pero no, y creo que así será durante el resto del largo día que me queda.

Después de haber recibido ayer una de las peores noticias que me podían dar, ya no sé cómo reaccionar. Sólo me queda esperar, y eso se me da de lujo, asi que esperemos pues.

jueves, 29 de julio de 2010

Deja de pensar en la vida.

Hoy es melancolía lo que siento.

Melancolía por aquellos años atrás en los que una estaba entera, con ganas y dispuesta a todo, sana mental y fisicamente, con alegría constante (la que puede tener una niña cualquiera). Miro hacia atrás y no sé si sentirme feliz por haberlo podido vivir algun día, o triste porque en estos momentos me quedan pocas esperanzas de que pueda volver a sentirme así, ya no digo como una niña o adolescente (dios no lo quiera), pero sí como una persona.

A ratos recobro un poco de fuerza gracias a personas que no me dejan estar en este estado, y recordando alguna frase de Paulo Coelho (que me encanta) me viene de vez en cuando una mínima claridad a mi cabeza. Por citar algunas que dan que pensar:

“Deja de pensar en la vida y resuélvete a vivirla”

“Cuando menos lo esperamos, la vida nos coloca delante un desafío que pone a prueba nuestro coraje y nuestra voluntad de cambio”

“No tenía miedo a las dificultades: lo que la asustaba era la obligación de tener que escoger un camino. Escoger un camino significaba abandonar otros.”

Y ahora bien, ¿qué camino escoger? ¿Cómo resuelvo mi vida con esta tormenta? Y lo que es peor, ¿a que fin me tiene que poner la vida trabas y desafíos? ¿Para demostrar lo “valiente” que soy?

No es mi día, claro está, pero gracias a la ayuda de ciertas personas se sobrelleva. Nunca dejaré de daros las gracias.

miércoles, 26 de mayo de 2010

Orgullo y decepción



Hoy, estudiando un tema sobre la inteligencia, se me ha ido durante un buen rato la cabeza, pensando en mi generación. La generación de la que nuestros mayores generalmente hablan mal, aunque no tanto como de la que viene ahora, que tiene tela.

Hace años, me corroía por dentro el escuchar ciertos desprecios y comentarios despectivos sobre mi "querida" generación, pero será que los años pasan por todos, y es el día de hoy en el que ese sentimiento ha pasado a convertirse en vergüenza y decepción. Y no, no soy ninguna carca ni nada por estilo. A mis 21 años me gusta lo que a todos: divertirme, estar con los míos, y sí, ¿por qué no decirlo? también me gusta tomarme mis cachis o copas los fines de semana con amigos, y echar algún que otro baile por ahí. También estudio, y no por ello me siento ninguna friki como parece que hay que sentirse (ya se sabe, no hay que trabajar ni estudiar, generación ni-ni que lo llaman...). Tampoco me van las peleas tontas fíjate, ni drogarme hasta las patas para ser mejor que nadie.

Sólo espero, y bastante es, que si algún día tengo hijos, sepa educarles como lo han hecho en mi casa y que no me los "reeduque" por ahí cualquiera, que miedo me da viendo lo visto.

Por todo ésto, estoy orgullosa de todos aquellos que hemos sobrevivido a las influencias de los Ni-ni :) .

martes, 11 de mayo de 2010

Gracias por todo :)

Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano por tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.




Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y nuestros ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua

jueves, 6 de mayo de 2010

El cuento de nunca acabar


Y digo yo: ¿cómo puede enganchar tanto algo que te está jodiendo la vida? La historia de nunca acabar.


Ese podría ser perfectamente el título de mi vida. Una historia que no se sabe muy bien dónde ni cómo empezó, pero que no acaba nunca, y que destruye esperanzas día tras día.


Una barrera gigante. Si la quieres cruzar, será a costa de un alto precio, y de una gran lucha contra el monstruito que permanentemente está y te estará esperando a las puertas de la vida normal.

Opto por "no desesperar" de momento, y quedarme en este lado, malviviendo. Puta debilidad.

Si no puedes con tu enemigo, únete a él ¿no? Pues eso, la historia de nunca acabar.