Mi vida sin mi

“Rezas para que esta sea tú vida sin ti.
Rezas para que las niñas quieran a esta mujer que se llama como tú y para que tu marido acabe por quererla.
Para que vivan en la casa de al lado y las niñas usen el remolque para jugar a las muñecas y apenas recuerden a su madre que dormía de día y las llevaba de viaje en canoa.
Rezas para que tengan momentos de felicidad tan intensos que cualquier pena parezca pequeña a su lado.
Rezas a no sabes qué ni a quién, pero rezas, y no sientes nostalgia por la vida que no tendrás, porque para entonces habrás muerto, y los muertos no sienten nada.
Ni siquiera nostalgia.


jueves, 6 de mayo de 2010

El cuento de nunca acabar


Y digo yo: ¿cómo puede enganchar tanto algo que te está jodiendo la vida? La historia de nunca acabar.


Ese podría ser perfectamente el título de mi vida. Una historia que no se sabe muy bien dónde ni cómo empezó, pero que no acaba nunca, y que destruye esperanzas día tras día.


Una barrera gigante. Si la quieres cruzar, será a costa de un alto precio, y de una gran lucha contra el monstruito que permanentemente está y te estará esperando a las puertas de la vida normal.

Opto por "no desesperar" de momento, y quedarme en este lado, malviviendo. Puta debilidad.

Si no puedes con tu enemigo, únete a él ¿no? Pues eso, la historia de nunca acabar.

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